Les prometí escribir sobre este tema que me pidieron por Instagram y finalmente puedo sentarme a escribir, luego de haber meditado en él varios días.
Muchas veces hemos recibido el mensaje de que “los celos” son PARTE DE una relación, que se presentan cuando quieres mucho a una persona, que es normal sentir celos porque tienes que cuidar a la persona que tienes al lado. Yo también pensaba lo mismo durante la adolescencia. Es más, llegué a pensar que si no me ponía celosa de mi enamorado era porque no lo quería de verdad. ¡Qué mentira más grande! Y aquí van las razones:
- Los celos no son PARTE DE una relación si ambos tienen el corazón sano.
- Los celos no se presentan cuando quieres mucho a una persona, porque dice la biblia que “donde hay amor no hay temor” 1 Juan 4, 18.
- Los celos no cuidan a la persona que tienes al lado, más bien la dañan. “Donde hay celos y ambición personal, allí hay perturbación y toda cosa mala” Santiago 3, 16
Acompañando a algunos jóvenes durante su camino de fe y a partir de mis errores/aciertos camino al matrimonio, he podido ver que las causas por las que una persona siente celos de su pareja suelen repetirse como un patrón en la mayoría de personas. Estoy segura que un psicólogo podría ahondar mucho más en ello, pero con lo aprendido durante estos años en conferencias basadas en la palabra de Dios y la psicología humana, voy a clasificar las causas de los celos en tres:
1. Un corazón herido: La infidelidad deja una huella profunda de desconfianza y es muy dolorosa, sobretodo la primera vez. La pregunta es… ¿El tiempo lo cura todo? No. El tiempo sólo me permite guardar el recuerdo en un lugar alejado dentro de mi memoria, de tal forma que parece ya no estar, pero sigue influenciando en mis reacciones con la persona que me causó la herida o con mi nueva pareja. ¿Un clavo saca otro clavo? No. El hueco que dejó no me permite tener una relación basada en la confianza con una nueva persona, generando los famosos celos. Peor aún, si decido continuar una relación con la persona que me fue infiel, puede convertirse en una situación tormentosa y tóxica. En algunos casos, podemos haber visto infidelidad en el matrimonio de nuestros papás y tenemos miedo que esta realidad se replique en nuestra relación, generando también que seamos celosos.
2. Autoestima baja: Esta causa puede ser una consecuencia directa de la primera, pero muchas veces también está vinculada a nuestra historia. El ámbito familiar y la seguridad que mamá/papá nos transmitieron o que NO nos transmitieron repercute en nuestra autoestima. Es importante resaltar que algunas experiencias que vivimos en la niñez y adolescencia también pueden crear inseguridad en nosotros. No tener una autoestima saludable nos lleva a pensar que valemos por nuestra apariencia, condición social, vida profesional, habilidades, dones, circulo social, logros, etc, y eso genera en nosotros temor de que nuestro enamorado, novio o esposo nos pueda dejar por alguien que sea mucho mejor en alguno de esos aspectos. Ese temor se exterioriza con celos.
3. Egoísmo: Aunque no lo crean, el egoísmo también puede ser una causa de celos. Cuando estoy acostumbrado a que la vida de mi pareja gire entorno a mi, puedo ponerme celos@ cuando le presta atención a otras personas. Aquí también se involucran las carencias de atención y afecto de nuestra niñez, pero que se ven reflejadas en egoísmo en nuestra relación. No nos entusiasma las amistades, experiencias y diversiones de nuestra pareja con otras personas que no seamos nosotros. Hasta nos entristece y se lo transmito en forma de “celos”, pero que en realidad es egoísmo.
Si te has sentido de alguna manera identificado con alguna de las causas, te preguntarás ¿Y ahora qué hago?
PASO 1:
Déjame decirte que el primer gran paso que puedes dar es reconocerlo. Repite conmigo: ¡Yo soy celoso! Ahora, tienes que cuestionarte: ¿Por qué soy celoso? ¿Desde cuándo? ¿Qué genera esto en mí? Cuando identifiques la o las causas y las aceptes, habrás empezando el camino para combatir los celos.
PASO 2: Dimensiona la situación. Examina las reacciones que tienes a partir de los celos y si son descontroladas busca ayuda profesional de un psicólogo para poder empezar a trabajar en este tema. Estoy segura que en tu universidad, en tu trabajo o en la parroquia podrás encontrar alguno. ¡No tengas vergüenza! Trabajar en nuestra vida emocional es algo que deberíamos hacer todos, pero sólo algunos valientes tomamos la determinación de hacerlo.
PASO 3:
Este paso es clave para los que decidan recibir ayuda profesional y para los que no lo crean necesario, ¡Para todos!. Las tres causas que generan los celos tienen algo en común: Falta de Dios en mi vida. Y ahora te voy a explicar por qué:
1. Un corazón herido: “Dios sana los corazones quebrantados y venda sus heridas” Salmos 147,3
2. Autoestima baja: “Eres precioso a mis ojos. Tu vales mucho, por ti entregaría pueblos enteros, porque te amo y eres importante para mi” Isaías 43,4
3. Egoísmo: “El amor es paciente y bondadoso, el amor no es envidioso ni egoísta, no es orgulloso. No se enoja fácilmente ni guarda rencor” 1 corintios 13, 4-5. “Dios es amor” 1 Juan 4,8
Dios puede y quiere trabajar en ese corazón herido, en esa autoestima y en ese egoísmo. Empieza a orar con mayor frecuencia y pídele que sane esos recuerdos dolorosos, que te ayude a amarte como Él te ama y que te enseñe a amar sin egoísmos. Puedes meditar en esos tres textos bíblicos que he citado, que van a ir aliviando tu corazón. Paso a paso! Es un proceso donde tienes que tener paciencia, pero que vale la pena empezar.
Espero haberme dejado entender, escribo este tema con muchísimo cariño para ustedes, deseando poder contribuir un poquito con enamoramientos sanos, llenos de alegría y aprendizaje, pero sobretodo anhelo que cada día hayan más matrimonios que decidan construir su hogar sobre roca firme, sobre Cristo.
MM
Commenti